DÍA 6: ORACIÓN POR EL EVANGELIO

AP. 6:1-2; RO. 2:4; HCH. 26:20; MR. 1:15; 1 TI. 2:4A

Para que el caballo blanco del evangelio corra y para que el Dios longánimo guie a los hombres a arrepentirse, volverse a Él y creer en el evangelio conforme al deseo de Dios de que todos los hombres sean salvos (Ap. 6:1-2; Ro. 2:4; Hch. 26:20; Mr. 1:15; 1 Ti. 2:4a).

Ap. 6:1-2—Vi cuando el Cordero abrió uno de los siete sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir como con voz de trueno: Ven. Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió conquistando, y para conquistar.

Ro. 2:4—¿O desprecias las riquezas de Su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que la benignidad de Dios te guía al arrepentimiento?

Hch. 26:20—Sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y en Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento.

Mr. 1:15—Y diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.

1 Ti. 2:4—El cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al pleno conocimiento de la verdad.

 

Ministerio: Las verdaderas oraciones son aquellas que involucran a dos entidades

Romanos 8:26 y 27 ... dice[n] que si bien no sabemos qué hemos de pedir como conviene, el Espíritu intercede por nosotros conforme al propósito de Dios. En realidad, nosotros no sabemos cómo orar. Conocemos lo que la gente comúnmente llama suplicar, pero sabemos muy poco de la oración acerca de la cual nos hablan las Escrituras. La primera vez que leí estos dos versículos en Romanos 8, me pregunté su significado. Cuando estaba enfermo, me dije: ¿No le oré a Dios pidiéndole que me sanara? Cuando padecía cierta necesidad, ¿no le oré a Dios pidiéndole que me enviara una provisión? ¿Cómo pueden entonces decir las Escrituras que no sabemos orar como conviene? Poco a poco, el Señor me mostró que en realidad no sabemos nada acerca de la clase de oración que Dios anhela. ... En esto radica nuestra debilidad. Damos gracias a Dios, pues en medio de nuestra debilidad el Espíritu mismo viene a ayudarnos y a interceder por nosotros con gemidos indecibles.

Hermanos, las verdaderas oraciones consisten en que el Espíritu Santo, que está dentro del hombre, exprese el deseo de Dios por medio del hombre. En otras palabras, las verdaderas oraciones son aquellas que involucran a dos entidades. No consisten simplemente en que únicamente el hombre ore a Dios, sino en que el Espíritu se mezcle con el hombre, se vista del hombre y se una a él en oración. Exteriormente, es el hombre quien ora, pero interiormente es el Espíritu quien ora. Esto significa que simultáneamente ambas partes expresan la misma oración. Por favor, recuerden que únicamente esto es la oración de la cual nos hablan las Escrituras. (Lecciones acerca de la oración, págs. 18-19)

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DÍA 7: ORACIÓN POR LOS PERSEGUIDOS, LOS OPRIMIDOS Y LOS QUE PADECEN

1 P. 4:12-14; 5:9-10

Para que el Dios de toda gracia consuele, perfeccione y confirme a los hermanos y hermanas por toda la tierra, especialmente a quienes son perseguidos, oprimidos y sufren privaciones y pruebas (1 P. 4:12-14; 5:9-10).

1 P. 4:12-14—Amados, no os extrañéis por el fuego de tribulación en medio de vosotros que os ha venido para poneros a prueba, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto participáis de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de Su gloria os gocéis con gran alegría. Si sois vituperados en el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el Espíritu de gloria, que es el de Dios, reposa sobre vosotros.

1 P. 5:9-10—Al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en la hermandad vuestra que está en el mundo. Mas el Dios de toda gracia, que os llamó a Su gloria eterna en Cristo Jesús, después que hayáis padecido un poco de tiempo, Él mismo os perfeccione, confirme, fortalezca y cimiente.

 

Ministerio: Se arroja fuego a la tierra para ejecutar el juicio de Dios sobre ella

[Apocalipsis 8:5] dice: “Y el Angel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto”. ... El juicio que Dios trae sobre la tierra es la respuesta a las oraciones de los santos mezcladas con Cristo como incienso. Aunque el sexto sello ha sido abierto y las siete trompetas están a punto de sonar, nada pasa hasta que Cristo ofrece a Dios las oraciones de los santos y se añade a ellas como incienso. En aquella hora, habrá truenos, voces, relámpagos y un terremoto. Esto indica que pese a que Dios tiene la intención de ejecutar Su juicio sobre la tierra, sigue siendo necesario que los santos cooperen con El por medio de las oraciones. (Estudio-vida de Apocalipsis, págs. 273-274)

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DÍA 8: ORACIÓN POR LOS ADORMECIDOS, LOS QUE ANDAN ERRANTES Y LOS DESCARRIADOS

EF. 5:14; JAC. 5:19; GÁ. 6:1

Para que los creyentes que están adormecidos sean vivificados, los cristianos que andan errantes sean recobrados y los santos que se han descarriado sean restaurados al Señor y a la comunión de la iglesia (Ef. 5:14; Jac. 5:19; Gá. 6:1).

Ef. 5:14—Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.

Jac. 5:19—Hermanos míos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver.

Gá. 6:1—Hermanos, si alguien se encuentra enredado en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.

 

Ministerio: La vida de oración del Cristo corporativo

El centro de la ejecución del gobierno de Dios aquí en la tierra es la vida de oración de Cristo, según lo indica Apocalipsis 8. Tal vez algunos lectores del capítulo ocho de Apocalipsis digan: “No podemos ver la oración de Cristo en Apocalipsis 8. Sólo podemos ver las oraciones de los santos”. Sin embargo, los santos son uno con Cristo. Las oraciones mencionadas en Apocalipsis 8 ya no son las oraciones de un Cristo individual, sino que se han convertido en las oraciones de Cristo corporativo. Ciertamente los santos son uno con Cristo en cuanto al asunto de la ejecución que se da en el altar del incienso. Por lo tanto, cuando hablamos en este mensaje acerca de la vida de oración de Cristo, nos referimos a la vida de oración del Cristo corporativo. (Estudio-vida de Éxodo, pág. 1552)

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DÍA 9: ORACIÓN POR LOS CREYENTES DISPERSOS

HCH. 9:2, HCH. 26:19; ESD. 1:5; EZ. 36:24

Para que los creyentes que están dispersos vean la visión celestial de la economía eterna de Dios, sean despertados en sus espíritus para buscar las cosas más profundas de Cristo y el edificio de Dios y tomen el camino de la economía neotestamentaria de Dios (Hch. 9:2, Hch. 26:19; Esd. 1:5; Ez. 36:24).

Hch. 9:2—Y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese atados a Jerusalén.

Hch. 26:19—Por lo cual, oh rey Agripa, no fui desobediente a la visión celestial.

Esd. 1:5—Entonces se levantaron los cabezas de las casas paternas de Judá y de Benjamín, y los sacerdotes y los levitas, y en general todos aquellos cuyo espíritu había despertado Dios para subir a edificar la casa de Jehová, la cual está en Jerusalén.

Ez. 36:24—Y Yo os tomaré de las naciones, os recogeré de todos los países y os traeré a vuestra tierra.

 

Ministerio: La intercesión es necesaria

Debemos ir al altar, al lavacro, a la mesa, al candelero y al arca en nuestra experiencia. Según nuestro estudio de la Biblia, después de que vamos al arca que está dentro del Lugar Santísimo, debemos regresar al altar del incienso. Este no es simplemente un objeto que encontramos al pasar por el tabernáculo, no se puede comparar con el motor que hace que todas las cosas funcionen. Por ende, el altar del incienso es un punto crucial. Una vez tras otra debemos regresar a este punto. Esto quiere decir que a fin de experimentar cualquier aspecto del atrio o del tabernáculo, debemos orar. Cuando oramos, todo funciona. Cuando oramos, el altar, el lavacro, la mesa, el candelero y el arca son efectivos en nuestra experiencia. Sin embargo, cuando los motores se detienen, todo lo demás se detiene. Cuando los motores están operando, todo lo demás también opera. Esta es la razón por la cual necesitamos un motor: el Cristo que intercede, operando dentro de nosotros. Necesitamos tener una vida de oración. (Estudio-vida de Éxodo, págs. 1561-1562)

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DÍA 10: ORACIÓN POR LA UNANIMIDAD

RO. 15:6; COL. 3:10-11

Para que todas las iglesias estén en unanimidad de forma prevaleciente, glorificando a nuestro Dios y a Su Cristo a una voz a fin de que la realidad del nuevo hombre sea producida (Ro. 15:6; Col. 3:10-11).

Ro. 15:6—Para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.

Col. 3:10-11—Y vestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro, escita, esclavo ni libre; sino que Cristo es el todo, y en todos.

 

Ministerio: Orar en Dios y con Él dentro de nosotros

El cuadro del tabernáculo representa a Cristo como el Dios encarnado y que está disponible para que entremos en El. Este Cristo también es todas las ofrendas que nos califican al abrirnos el camino hacia Dios y al llenarnos internamente. Cuando vamos al altar del incienso, estamos en Dios y El en nosotros. Puesto que el altar de incienso se encuentra en el centro del tabernáculo, el cual tipifica al Dios encarnado, estar en dicho altar significa estar en el Dios encarnado. Además, si estamos en Dios, El también está en nosotros. En el altar que estaba en el atrio podemos experimentar las ofrendas, tenemos la sangre que nos lava y la carne que nos llena internamente. Esto nos califica para entrar en el Dios encarnado, quien mora en nosotros como nuestro alimento y suministro de vida. Cualquiera que se acerca al altar del incienso es una persona que está en Dios y que lo contiene. Es uno con Dios y está mezclado con El. ¡Qué maravilla! (Estudio-vida de Éxodo, págs. 1567-1568)

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Perseverad en la oración.