ORARÉIS ASÍ

Hay muchos asuntos que requieren de la oración de la iglesia. Brindamos los ítems de oración a continuación como una ayuda para enfocar y enriquecer la oración de los santos y de las iglesias. La intención no es que estos puntos sean restrictivos o exhaustivos, ni que sean tomados de manera legalista. Después de todo, es el Espíritu quien intercede por nosotros, en nosotros y mediante nosotros conforme a Dios y Su voluntad. La responsabilidad de los intercesores es ser un solo espíritu con el Señor y tener un mismo pensamiento con Cristo para liberar la carga interior mediante expresiones inspiradas por el Espíritu. En vista de la actual pandemia global, perseveremos en oración con un fuerte espíritu.

MT. 6:9-10; AP. 11:15

Para que el nombre del Padre sea santificado (Mt. 6:9b), que venga Su reino (Mt. 6:10a; Ap. 11:15) y que se haga Su voluntad en la tierra (Mt. 6:10b).

EF. 1:9-10, 23; 4:13, 16; 5:27; AP. 19:7

Para que el beneplácito de Dios se cumpla, Su propósito se logre y Su economía se lleve a cabo (Ef. 1:9 10) a fin de que Él obtenga la iglesia como Cuerpo edificado de Cristo y como nuevo hombre de plena madurez que lo exprese a Él (v. 23; 4:13, 16), y como novia preparada de Cristo que le brinde satisfacción en amor (5:27; Ap. 19:7).

DN. 4:17; AP. 1:5; PR. 21:1; DN. 2:21

Para que Dios en Cristo gobierne sobre todos los asuntos mundiales (Dn. 4:17; Ap. 1:5), incline los corazones de los reyes para hacer Su voluntad (Pr. 21:1) y ponga y quite líderes según lo que Él considere apropiado (Dn. 2:21).

1 TI. 2:2

Para que quienes están en posiciones de autoridad tengan la sabiduría para cumplir sus responsabilidades y gobernar justamente según Dios a fin de que la iglesia pueda seguir adelante en paz y tranquilidad (1 Ti. 2:2).

Hch. 17:26-27; Fil. 1:21a; Ro. 12:2; Ef. 4:16; Ap. 19:7

Oremos por el máximo mover de Dios por toda la tierra a fin de ganar un pueblo que conozca al Cristo maravilloso y todo-inclusivo, que lo experimente a Él como su vida y lo viva a Él, y que sea transformado y edificado para ser Su Cuerpo y, finalmente, Su novia preparada para Su regreso (Hch. 17:26-27; Fil. 1:21a; Ro. 12:2; Ef. 4:16; Ap. 19:7).

AP. 6:1-2; RO. 2:4; HCH. 26:20; MR. 1:15; 1 TI. 2:4A

Para que el caballo blanco del evangelio corra y para que el Dios longánimo guie a los hombres a arrepentirse, volverse a Él y creer en el evangelio conforme al deseo de Dios de que todos los hombres sean salvos (Ap. 6:1-2; Ro. 2:4; Hch. 26:20; Mr. 1:15; 1 Ti. 2:4a).

1 P. 4:12-14; 5:9-10

Para que el Dios de toda gracia consuele, perfeccione y confirme a los hermanos y hermanas por toda la tierra, especialmente a quienes son perseguidos, oprimidos y sufren privaciones y pruebas (1 P. 4:12-14; 5:9-10).

EF. 5:14; JAC. 5:19; GÁ. 6:1

Para que los creyentes que están adormecidos sean vivificados, los cristianos que andan errantes sean recobrados y los santos que se han descarriado sean restaurados al Señor y a la comunión de la iglesia (Ef. 5:14; Jac. 5:19; Gá. 6:1).

HCH. 9:2, HCH. 26:19; ESD. 1:5; EZ. 36:24

Para que los creyentes que están dispersos vean la visión celestial de la economía eterna de Dios, sean despertados en sus espíritus para buscar las cosas más profundas de Cristo y el edificio de Dios y tomen el camino de la economía neotestamentaria de Dios (Hch. 9:2, Hch. 26:19; Esd. 1:5; Ez. 36:24).

RO. 15:6; COL. 3:10-11

Para que todas las iglesias estén en unanimidad de forma prevaleciente, glorificando a nuestro Dios y a Su Cristo a una voz a fin de que la realidad del nuevo hombre sea producida (Ro. 15:6; Col. 3:10-11).

HCH. 16:5; EF. 1:19; COL. 1:11; AP. 1:9

Para que el Señor fortalezca, sostenga y prospere las iglesias en Su recobro en cada país como testimonio de Jesús (Hch. 16:5; Ef. 1:19; Col. 1:11; Ap. 1:9).

Hch. 20:28; 1 P. 5:2; He. 13:17

Para que el Señor provea el suministro a los colaboradores y hermanos que llevan la delantera y les conceda sabiduría para guiar y pastorear a Su pueblo a ir adelante en estos días (Hch. 20:28; 1 P. 5:2; He. 13:17).

1 Ts. 5:22-23; RO. 12:2, 4-5

Para que los santos sean preservados y santificados en su ser tripartito, sean apartados para Dios de todo lo común y pecaminoso (1 Ts. 5:22-23) y no sean conformados a este siglo, sino transformados para que puedan comprobar cuál sea la voluntad de Dios al vivir la vida del Cuerpo (Ro. 12:2, 4-5).

Col. 1:12; Ef. 3:8, 17-18

Para que los santos posean plenamente su porción asignada del Cristo todo-inclusivo y extenso al ser fortalecidos con poder en su hombre interior por el Espíritu a fin de que Cristo haga Su hogar en sus corazones (Col. 1:12; Ef. 3:8, 17-18).

Col. 2:6-7; Ro. 8:4; Ef. 4:15-16

Para que los santos anden en Cristo por el espíritu en su vida diaria, crezcan en todo en Cristo y sean entrelazados y conjuntamente edificados como Cuerpo de Cristo (Col. 2:6-7; Ro. 8:4; Ef. 4:15-16).

Hch. 2:46-47; 1 P. 4:10; 1 Co. 14:26; Ef. 4:12, 16

Para que los santos utilicen las circunstancias actuales para cultivar una vida de iglesia más vital, más prevaleciente, más fructífera y en mayor conformidad con la manera ordenada por Dios al ser liberada la función orgánica de cada santo (Hch. 2:46-47; 1 P. 4:10; 1 Co. 14:26; Ef. 4:12, 16).

Ro. 15:16; 2 Ti. 4:2; Hch. 10:24

Para que todos los santos sean vigorizados como sacerdotes del evangelio que laboran, quienes predican la Palabra a tiempo y fuera de tiempo a sus parientes, amigos, colegas y personas con quienes se relacionan a fin de ganarlos y ofrecerlos como ofrenda santificada a Dios (Ro. 15:16; 2 Ti. 4:2; Hch. 10:24).

Hch. 2:42; Mt. 6:6; 18:19-20; Col. 4:2; 1 Ts. 5:17

Para que los santos perseveren en la oración, y para que su vida de oración sea edificada a nivel personal, en grupos pequeños y en las reuniones de la iglesia hasta que la oración nunca cese (Hch. 2:42; Mt. 6:6; 18:19-20; Col. 4:2; 1 Ts. 5:17).

Ap. 2:7, 11, 17, 26; 3:5, 12, 21; 12:5, 10-11; 14:1-5

Para que los santos respondan al llamado del Señor y sean constituidos vencedores a fin de ser el instrumento dispensacional que el Señor utilice para cambiar la era (Ap. 2:7, 11, 17, 26; 3:5, 12, 21; 12:5, 10-11; 14:1-5).

Mr. 3:27; 1 Jn. 3:8; Ap. 12:10-11; Lc. 18:7

Para que el enemigo, Satanás, sea atado, las obras del diablo sean destruidas, el acusador de los hermanos sea arrojado y para que a los santos se les haga justicia respecto de su adversario (Mr. 3:27; 1 Jn. 3:8; Ap. 12:10-11; Lc. 18:7).

Gá. 4:19; Ef. 3:14-21; Mt. 16:18; Ef. 2:21-22; 1 Co. 12:27

Oremos para que todos los santos abran todo su ser al Señor de modo que Él pueda llevar a cabo Su obra central, esto es: que en Cristo Dios sea edificado en nuestro ser y nosotros seamos edificados en Él con miras a la edificación de la iglesia como Cuerpo de Cristo (Gá. 4:19; Ef. 3:14-21; Mt. 16:18; Ef. 2:21-22; 1 Co. 12:27).

1 Co. 12:12-13, 23-27

Oremos para que los santos lleven la vida cristiana y la vida de iglesia conforme a los puntos prácticos en cuanto a la compenetración, de modo que se produzca la compenetración de todos los miembros individuales del Cuerpo de Cristo, de todas las iglesias dentro de ciertos distritos, de todos los colaboradores y de todos los ancianos, mediante la comunión y al hacer todas las cosas mediante la cruz y por el Espíritu, de modo que Cristo sea ministrado para el Cuerpo y con la meta de que en el recobro del Señor se produzca la realidad del Cuerpo de Cristo (1 Co. 12:12-13, 23-27).

Ap. 8:1-8

Oremos para que los santos ofrezcan oraciones a las que Cristo, como el otro Ángel, pueda añadir incienso de modo que desde el trono de Dios sea arrojado el fuego del justo juicio de Dios sobre la tierra, para juzgar toda impiedad e iniquidad (Ap. 8:1-8).

Mt. 6:19-34

Oremos para que los santos no estén ansiosos por la vida humana en los tiempos actuales, sino que más bien busquen primeramente el reino de Dios y Su justicia, y que sirvan a Dios únicamente, sin acumular riquezas para sí en la tierra (Mt. 6:19-34).

Mt. 6:1-6; Col. 3:3

Oremos para que los santos, como ciudadanos del reino e hijos del Padre celestial, manifiesten la vida espiritual que corresponde con la naturaleza escondida y misteriosa de la vida divina, al orar en secreto a su Padre celestial para experimentar así un disfrute secreto del Padre y recibir una respuesta secreta de Él (Mt. 6:1-6; Col. 3:3).

2 P. 1:5-11

Oremos para que los santos crezcan en vida hasta llegar a la madurez de modo que les “sea suministrada rica y abundante entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 P. 1:5-11).

2 Ti. 4:10; Hch. 2:40; Fil. 2:15

Oremos para que todos los santos, especialmente los más jóvenes y nuevos, no amen este siglo sino sean salvos de “esta generación perversa” y sean “irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual [resplandecen] como luminares en el mundo” (2 Ti. 4:10; Hch. 2:40; Fil. 2:15).

Mt. 24:40-47; Ap. 21:2; 19:7-9

Oremos para que los santos velen y sean prudentes, y para que experimenten todo lo necesario para ser preparados y estar dispuestos “como una novia ataviada para su marido” y sean “llamados a la cena de las bodas del Cordero” (Mt. 24:40-47; Ap. 21:2; 19:7-9).

1 Ti. 1:3-4; Gá. 2:20; Fil. 1:21a; Jn. 21:15-17; 1 Co. 12:24; Col. 3:10-11

Oremos para que el recobro del Señor experimente un nuevo avivamiento sin precedentes en la historia, avivamiento que sea producto de haber puesto en práctica exitosamente las revelaciones cumbre de la economía de Dios, incluyendo: el vivir del Dios-hombre, el pastoreo universal y la compenetración que produce la realidad del Cuerpo de Cristo y del nuevo hombre, el cual es uno solo (1 Ti. 1:3-4; Gá. 2:20; Fil. 1:21a; Jn. 21:15-17; 1 Co. 12:24; Col. 3:10-11).

Fil. 3:20; 2 Ti. 4:8; Tit. 2:13; Ap. 22:20

Para que el Señor Jesús regrese pronto (Fil. 3:20; 2 Ti. 4:8; Tit. 2:13; Ap. 22:20).