Hch. 17:26-27; Fil. 1:21a; Ro. 12:2; Ef. 4:16; Ap. 19:7

Oremos por el máximo mover de Dios por toda la tierra a fin de ganar un pueblo que conozca al Cristo maravilloso y todo-inclusivo, que lo experimente a Él como su vida y lo viva a Él, y que sea transformado y edificado para ser Su Cuerpo y, finalmente, Su novia preparada para Su regreso (Hch. 17:26-27; Fil. 1:21a; Ro. 12:2; Ef. 4:16; Ap. 19:7).

Hch. 17:26-27—Y de uno solo ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los linderos de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros.

Fil. 1:21a—Porque para mí el vivir es Cristo.

Rom. 12:2—No os amoldéis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestra mente, para que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable y lo perfecto.

Ef. 4:16—De quien todo el Cuerpo, bien unido y entrelazado por todas las coyunturas del rico suministro y por la función de cada miembro en su medida, causa el crecimiento del Cuerpo para la edificación de sí mismo en amor.

Ap. 19:7—Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y Su esposa se ha preparado.

Perseverad en la oración.