Gá. 4:19; Ef. 3:14-21; Mt. 16:18; Ef. 2:21-22; 1 Co. 12:27

Oremos para que todos los santos abran todo su ser al Señor de modo que Él pueda llevar a cabo Su obra central, esto es: que en Cristo Dios sea edificado en nuestro ser y nosotros seamos edificados en Él con miras a la edificación de la iglesia como Cuerpo de Cristo (Gá. 4:19; Ef. 3:14-21; Mt. 16:18; Ef. 2:21-22; 1 Co. 12:27).

Gá. 4:19—Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros.

Ef. 3:16-17, 19b—Para que os dé, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por Su Espíritu; para que Cristo haga Su hogar en vuestros corazones por medio de la fe... Para que seáis llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios.

Mt. 16:18—Y Yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré Mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.

Ef. 2:21-22—en quien todo el edificio, bien acoplado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor, en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el espíritu.

1 Co. 12:27—Ahora bien, vosotros sois el Cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.

 

Ministerio: Orar con el Cristo que intercede

En Exodo 17:12, vemos que Aarón y Hur tomaron una piedra y la pusieron debajo de Moisés, y él se sentó sobre ella. Esto indica que nuestra vida de oración debe tener una base firme. Cuando yo era joven, aprendí a orar, pero mi oración no tenía ninguna base sólida. Pasa lo mismo con muchos cristianos contemporáneos; ellos han aprendido a orar, pero carecen de base firme en su vida de oración. Según el contexto de Exodo 17, no creo que la base firme para nuestra vida de oración sea Cristo directamente. Más bien creo que la piedra usada como base firme se refiere a nuestra conciencia de que dentro de nosotros mismos somos capaces de sostener una vida de oración. Ese es el reconocimiento del hecho de que necesitamos apoyo. En nuestra vida natural, nosotros como Moisés, no podemos perseverar en oración. Simplemente no podemos orar todo el día. Por tanto, debemos tomar conciencia de nuestra debilidad. Esta conciencia nos da la base firme que necesitamos para nuestra vida de oración.

Cuando usted ore, dígale al Señor: “Señor no puedo seguir orando, necesito una base firme para mi oración, y Te tomo a Ti como base”. (Estudio-vida de Éxodo, págs. 539-540)

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1 Co. 12:12-13, 23-27

Oremos para que los santos lleven la vida cristiana y la vida de iglesia conforme a los puntos prácticos en cuanto a la compenetración, de modo que se produzca la compenetración de todos los miembros individuales del Cuerpo de Cristo, de todas las iglesias dentro de ciertos distritos, de todos los colaboradores y de todos los ancianos, mediante la comunión y al hacer todas las cosas mediante la cruz y por el Espíritu, de modo que Cristo sea ministrado para el Cuerpo y con la meta de que en el recobro del Señor se produzca la realidad del Cuerpo de Cristo (1 Co. 12:12-13, 23-27).

1 Co. 12:12-13—Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también el Cristo. Porque en un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un solo Cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

1 Co. 12:23-27—Y a aquellos miembros del cuerpo que nos parecen menos honrosos, a éstos vestimos con mayor honra; y los que en nosotros son menos decorosos, reciben mayor decoro. Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios concertó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba, para que no haya división en el cuerpo, sino que los miembros tengan la misma solicitud los unos por los otros. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan. Ahora bien, vosotros sois el Cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.

 

Ministerio: Prestar atención a las oraciones corporativas

Debemos prestar atención a las oraciones corporativas, es decir, a la oración de la iglesia. Cuando hablamos de la oración de la iglesia no queremos decir que las oraciones personales no son importantes; estamos muy conscientes de la necesidad de oraciones personales. Pero existe una ley en el reino de Dios, a saber: algunas tareas son demasiado difíciles para una sola persona; requieren un esfuerzo colectivo y el apoyo mutuo. La mutualidad es especialmente necesaria en lo referente a la oración. Los que van en pos del Señor siempre están conscientes de la necesidad de orar con otros creyentes. A veces no es suficiente que un creyente ore a solas. Específicamente con respecto a asuntos tan grandes como el reino de Dios, la única oración que produce resultados es la que requiere que toda la iglesia se esfuerce por liberarla. El Señor dijo: "Mi casa, casa de oración será llamada" (Mt. 21:13). Podemos añadir: "la cual casa somos nosotros" (He. 3:6). (The Collected Works of Watchman Nee, vol. 38 [Las obras recopiladas de Watchman Nee, t. 38], pág. 462)

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Ap. 8:1-8

Oremos para que los santos ofrezcan oraciones a las que Cristo, como el otro Ángel, pueda añadir incienso de modo que desde el trono de Dios sea arrojado el fuego del justo juicio de Dios sobre la tierra, para juzgar toda impiedad e iniquidad (Ap. 8:1-8).

Ap. 8:1-8—Y cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora. Y vi a los siete ángeles que estaban en pie ante Dios; y se les dieron siete trompetas. Otro Ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para que lo ofreciese junto con las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Y de la mano del Ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos. Y el Ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto. Y los siete ángeles que tenían las siete trompetas se dispusieron a tocarlas. El primero tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclado con sangre, que fue lanzado sobre la tierra; y la tercera parte de la tierra se quemó, y la tercera parte de los árboles se quemó, y se quemó toda la hierba verde. El segundo ángel tocó la trompeta, y algo como una gran montaña ardiendo en fuego fue lanzada al mar; y la tercera parte del mar se convirtió en sangre.

 

Ministerio: La armonía del Espíritu Santo

Esta clase de oración requiere la constitución del Espíritu Santo en aquellos que oran. Dios tiene que llevarlo a uno hasta el punto en que uno deje un lado los deseos personales y sólo desee lo que Dios quiere; y otro hermano también necesita ser llevado por Dios a la misma experiencia. Cuando usted y ese hermano son llevados a este punto y están en una armonía como la de la música, entonces, todo lo que pidan les será hecho por el Padre celestial. Hermanos y hermanas, ¿creen ustedes que por el simple hecho de estar de acuerdo en sus opiniones serán contestadas sus oraciones? Con frecuencia hay desavenencia aun entre personas que comparten la misma opinión. La igualdad de propósito no garantiza que no habrá fricción. Puede ser que dos personas deseen predicar el evangelio. Pero mientras lo hacen discuten en cuanto a la manera de hacerlo. Es posible que dos personas deseen ayudar a otros; sin embargo, al mismo tiempo que están ayudando a otros hay desavenencia entre ellas. La igualdad de propósito no garantiza que habrá armonía. Debemos comprender que en nuestra carne es imposible tener armonía. Sólo habrá armonía, tendremos las mismas perspectivas y podremos orar unánimes, cuando nuestra vida natural sea quebrantada por el Señor y comencemos a vivir en el Espíritu Santo y a vivir en Cristo. (El ministerio de oración de la iglesia, págs. 18-19)

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Mt. 6:19-34

Oremos para que los santos no estén ansiosos por la vida humana en los tiempos actuales, sino que más bien busquen primeramente el reino de Dios y Su justicia, y que sirvan a Dios únicamente, sin acumular riquezas para sí en la tierra (Mt. 6:19-34).

Mt. 6:19-21—No acumuléis para vosotros tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corroen, y donde ladrones horadan y hurtan; sino acumulad para vosotros tesoros en los cielos, donde ni la polilla ni el orín corroen, y donde ladrones no horadan ni hurtan. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.

Mt. 6:24-25—Nadie puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o será fiel al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Por tanto os digo: No os inquietéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?

Mt. 6:31, 33—No os preocupéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos? o ¿qué beberemos? o ¿con qué nos vestiremos?... Mas buscad primeramente Su reino y Su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

Hch. 9:2—Y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese atados a Jerusalén.

Hch. 26:19—Por lo cual, oh rey Agripa, no fui desobediente a la visión celestial.

Esd. 1:5—Entonces se levantaron los cabezas de las casas paternas de Judá y de Benjamín, y los sacerdotes y los levitas, y en general todos aquellos cuyo espíritu había despertado Dios para subir a edificar la casa de Jehová, la cual está en Jerusalén.

Ez. 36:24—And the land that was desolate will be tilled instead of being desolate in the sight of all who passed by.

 

Ministerio: Liberar nuestro espíritu por medio de la oración

La oración apropiada siempre nos libera. Si oramos y nuestro espíritu no es ejercitado y liberado, nuestra oración está mal. La oración debe ejercitar y liberar nuestro espíritu. Cuando nuestro espíritu es liberado por medio de nuestra oración, somos personas liberadas. Cuando ya no estamos atados sino liberados, estamos siempre alegres. Por esta razón Pablo dijo: “Estad siempre gozosos. Orad sin cesar” (1 Ts. 5:16-17). Estar gozoso todo el tiempo se relaciona con orar sin cesar.

Cuando usted está liberado, cuando yo estoy liberado, y cuando todos están liberados, habrá la verdadera compenetración. La manera de compenetrarnos es la oración que libera nuestro espíritu. (Comunión en cuanto a la urgente necesidad de los grupos vitales, pág. 112)

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Mt. 6:1-6; Col. 3:3

Oremos para que los santos, como ciudadanos del reino e hijos del Padre celestial, manifiesten la vida espiritual que corresponde con la naturaleza escondida y misteriosa de la vida divina, al orar en secreto a su Padre celestial para experimentar así un disfrute secreto del Padre y recibir una respuesta secreta de Él (Mt. 6:1-6; Col. 3:3).

Mt. 6:1-6—Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos por ellos; de otra manera no tendréis recompensa ante vuestro Padre que está en los cielos. Cuando, pues, des limosna, no toques trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen toda su recompensa. Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres; de cierto os digo que ya tienen toda su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Col. 3:3—Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.

 

Ministerio: Orar conforme a la voluntad de Dios

Ya dijimos que Dios tiene una sola voluntad en todo lo que hace. Sin embargo, Él no actúa solo; Él no hará cosa alguna por Su cuenta. Aunque Dios tiene Su voluntad, El desea que la voluntad libre que hay en la tierra corresponda a Su voluntad, antes de hacer cualquier cosa. Si sólo existe la voluntad del cielo, Dios no se moverá. La acción celestial sólo se realizará en la tierra cuando la tierra desee lo mismo que el cielo. Esto es lo que llamamos hoy el ministerio de oración de la iglesia. Hermanos y hermanas, el ministerio de la iglesia no consiste solamente en predicar el evangelio. Esto no quiere decir que no debemos predicar el evangelio. El ministerio de la iglesia es hacer descender a la tierra la voluntad que está en el cielo. Pero ¿cómo realiza esto la iglesia? Mediante la oración que hace en la tierra. La oración no es algo insignificante como algunos piensan. Es algo indispensable. La oración es una labor. La oración consiste en que la iglesia le dice a Dios: “Dios, queremos que se haga Tu voluntad”. La oración equivale a que la iglesia conozca el corazón de Dios y abra su boca para pedir que se haga lo que está en Su corazón. Si la iglesia no hace esto, no es de mucha utilidad sobre la tierra. (El ministerio de oración de la iglesia, pág. 13)

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Perseverad en la oración.